lunes, 9 de enero de 2012

Échézeaux 2003 Domaine de la Romanée-Conti

Aun que el Grand Cru esté cuestionado, no hay duda que estamos delante de un gran vino, que basa su grandeza en la finura, aun que con una buena estructura, que matiza sus aromas con claridad, elegancia y personalidad, donde la fruta se casa con el terroir. Casis, cerezas, especies, floralidad y un toque herbáceo, sobre un fondo mineral. No pararía de olerlo. En boca es fresco, seductor, sincero, incluso aparecen unas notas tostadas, que armonizan con la fruta, no cuesta nada imaginarse, que en boca se manifestará con gran majestuosidad, tacto aterciopelado, en un recorrido amplio, grueso, que llena la boca y se alarga eternamente, siempre con elegancia y acompañado por su acidez, que invita a la siguiente copa. Podemos destacar que el 2003 fue un año cálido y seco con floración temprana, en la que las heladas de primavera afectaron al rendimiento final. Y que, aun que el rendimiento máximo autorizado es de 35 hectolitros por hectárea, solo recogieron 18 hectolitros ha. Así que, solo con la precisión en bodega, con una extracción moderada es posible conseguir esta finura.



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